miércoles, 20 de agosto de 2014

Viviendo una época de ensueño

Tengo el placer de compartir esta segunda edición de "Te robo una frase" ideada por  Ramón Escolano en su blog Jukeblog.

La frase elegida para este mes:

Rodeó la esquina de la mesa y se plantó ante mí. Extendió la mano izquierda y me levantó la barbilla. —Raymond Chandler —La hermana pequeña.


Había llegado el momento de desembarcar…
Se acercaba la noche. La luna se reflejaba sobre el sereno canal que observábamos desde la terraza del gran salón. Estaba emocionada por estar viviendo algo tan desconocido y, esperado a la vez, como lo era esta fiesta de máscaras, pero no era cualquier fiesta...¡Era la del carnaval de Venecia!
Podía observar unos trajes hermosos con pasamanerías y bordados de diferentes colores. En sus trajes realzaban adornos con plumas, perlas, tules, flores realizadas en telas sedosas añadidas también en los sombreros bordados con  lentejuelas y diferentes brillos que lo hacían únicos.
Me costó decidirme para elegir mi vestuario. Estuve horas buscando cuál alquilar para lucirlo en esa fiesta.
Hasta que vi el traje más hermoso de mi vida. En él prevalecía el rojo, era un vestido de cuello alto ceñido hasta la cintura, luego se ampliaba como el de una princesa y tan largo que los volados acariciaban el suelo al caminar. 
Sobre mi tela de seda roja, unos bordados en dorado bordeaban las flores que sobresalían de mi traje. Llevaba guantes blancos con unos anillos de piedras preciosas.
Preferí no llevar sombrero como las demás, admito que eran preciosos con sus detalles y decoraciones, pero bastante pesaba mi vestido como para llevar más peso. Decidí peinar con un bonito recogido mi largo cabello, dejando caer unos bucles castaños y cortos hacia los lados.
Y la máscara... era dorada, me tapaba solo la parte superior de la cara. Maquillé mi rostro con un blanco marfil  y en las mejillas, con pinturas brillantes, dibujé arabescos. De un extremo de mi máscara una cadena doble de perlas blancas colgaban por debajo de mi mentón uniéndose al otro costado. Mi boca la pinté en forma de corazón con un lápiz labial rojo bermellón intenso.
***

En la hora de la cena, elegí al azar una de las mesas redondas. ¡Qué lujo! ¡Qué hermosura de lugar! 
Todo en el salón era impactante: Desde las lámparas que colgaban del techo hasta los simple candelabros que adornaban las mesas que, estaban vestidas de seda blanca al igual que las sillas con unos moños decorativos. Parecía que estaba en el siglo XVII rodeada de duques, marqueses... me sentía una reina. No conocía a nadie, pero no tuve problemas en entablar conversación con las personas que compartían la mesa conmigo.



Después de un rato ameno, degustando manjares y bebidas, llegó la hora del gran baile. Observaba todas esas vestimentas, mientras disfrutaba cómo bailaban los demás.
Al rato, sin querer fijé la vista sobre un hombre muy elegante, no sé si su traje se diferenciaba de los demás, lo que sí percibí fue que su mirada estaba atada a la mía a través de un hilo mágico.
La melodía parecía haber conquistado mis sentidos, qué música tan bonita. En el mismo momento que apoyaba la copa de cristal sobre la mesa, sin dejarlo de mirar, una voz masculina cantaba en italiano marcando un clima romántico en el gran salón acompañado por la orquesta. 
Ese caballero de mirada cautiva soltó sin más a la dama que bailaba con él. Sin quitar la vista de mis ojos, caminó hacia mí, mientras el bullicio de la gente se perdía entre la música y los trajes de colores se esfumaban a mi alrededor dejando ante mi vista una sola imagen nítida: El príncipe de mis sueños. 

Intenté descubrir cuál sería su rostro pero, la máscara que llevaba lo impedía. Cubría prácticamente toda su cara, quedando libre parte de su nariz y su boca que, sin notarlo, la tenía muy cerca de mí. Bajé la cabeza rápidamente.

Rodeó la esquina de la mesa y se plantó ante mí. Extendió la mano izquierda y me levantó la barbilla. Con su mano libre tomó mi mano y  dejó un beso sobre mi guante. A pesar de besarme sobre la tela, mi piel lo percibió y un escalofrío recorrió mi cuerpo. 
Quitó su mano de mi mentón y con ella hizo un gesto invitándome a bailar. Desde ese instante, su mirada, su gesto, su actitud, su todo, me conquistó.  
Durante la melodía  me pegó a su cuerpo con sus brazos y al acabar la canción, me susurró su nombre dejando un beso sobre mis labios y murmuró una frase que recordaré para el resto de mi vida:
 "Encerraré tu perfume dentro de algo mágico para poder sentir tu fragancia cada noche.
Guardaré tus besos para cada vez que los necesite.
Atraparé tus latidos para que me cobijen cuando me abrume la soledad.
Pero tu mirada será la que me guiará en tu búsqueda. 
Nos volveremos a encontrar".

Un beso más, el que me terminó de enamorar y mientras volvía en sí, al abrir mis ojos, desapareció entre la multitud de colores... 

 ***
El sol encandilaba mis ojos. Toda esa magia desapareció con el ruido del despertador. Le di un manotazo provocando que cayera al suelo en pedazos. Luego, cerré los ojos para seguir viviendo mi sueño...



Para quienes les guste, disfruten este video mientras observan unos trajes espectaculares.




Hasta el próximo juego!