lunes, 17 de noviembre de 2014

Quinta entrega en Te robo una frase: "Soy como tú"


Quinta entrega de Te robo una frase creado por Ramón Escolano en su blog Jukeblog.
La frase elegida para este mes es: No se tome la vida demasiado enserio; nunca saldrá vivo de ella. De Elbert Hubbard. Ensayista estadounidense. Propuesta por Frank Spoiler.

Mi relato se titula: "Soy como tú"

Marisa caminaba sin rumbo después de un día lleno de fracasos. Ella solo necesitaba ser escuchada y comprendida. Pero nada de eso sucedió. Cuando tuvo el valor de enfrentar a su familia para decirles que le gustaban las personas de su mismo sexo, se le echaron como jauría encima. No tuvieron reparo en decirle que se marchara y gritarle que era la vergüenza de la familia.  
No eres normal. ¡No quisiste estudiar y solo te limitaste a tocar esa guitarra de mierda que no te sirve para nada! Terminarás en la calle como un vagabundo. Aquí en mi casa no pondrás un solo pie mientras sigas enferma. ¡Eso es lo que eres! ¡Una enferma! ¡Lárgate ya de aquí antes que vomite de asco! —gritaba enfurecido su padre sin piedad. Sin importarle que estaba clavando lentamente un puñal a su hija en medio de su corazón.

Su familia estaba constituida por Roberto, su padre de cincuenta y cinco años;  María, la madre, de cincuenta y su hermana Lorena de dieciséis, dos años menor que Marisa,  quien la adoraba. El amor entre ellas era mutuo. Pero el shock fue demasiado fuerte para Lorena, no pudo decir nada, solo bajó la mirada y marchó a su cuarto decepcionada, llorando.

Marisa, emocionalmente destruida, armó con rapidez su mochila con lo más necesario, su guitarra, que era parte de ella. 
Cabizbaja, sintiéndose una basura, marchó. No miró a nadie. Sin decir palabra cerró la puerta dejando atrás los recuerdos de su familia, el calor de hogar, las charlas y reuniones familiares; los años compartidos con su hermana… Todos esos recuerdos los ordenó en un rincón de su cerebro dejándolos enterrados para siempre. 

Esa tarde fue para ella muy triste, tanto como el día que mostraba un cielo gris encapotado, con unos nubarrones negros y a punto de llover como si fuera la última vez. 
No sabía dónde ir..., hasta que recordó el lugar donde paseó tantas veces con su abuela, el puente de flores, hermoso y colorido; el mismo sitio donde desparramó sus cenizas años atrás.
Sola, desilusionada, tocando la guitarra, lloraba mientras pedía un milagro al cielo...
Un milagro que nunca llegó.


Después de tres días... El teléfono sonó y  rompió el silencio del hogar...

—Buenos días ¿Con la familia de Marisa Hernández?
—Ya no vive aquí. ¿Quién es? —de manera despectiva y fría contestó Roberto.
—Imagino que es su padre, ¿verdad?
—Marisa dejó de ser mi hija desde el día que se fue de esta casa.
—Lamento comunicarle que tuvo un accidente, está ingresada en el Hospital... 

Llorando como jamás lo hizo en la vida, Roberto, subió al coche y fue en busca del perdón.
Tarde, muy tarde. Murió ante sus propios ojos... escuchando un te quiero de su hija con sus últimos suspiros.

Marisa había sido atacada, por ser "DIFERENTE" la primer noche que pasó fuera de su casa. La violaron y recibió golpes que le causaron daño cerebral y los médicos no llegaron a tiempo para salvarla.

Roberto, al día siguiente, sin consuelo, mientras tiraba las cenizas en el mismo sitio donde alguna vez desparramó las de su madre, escuchó una voz que le susurró: No se tome la vida demasiado en serio; nunca saldrá usted vivo de ella





Cuántos padres crucifican y causan la muerte de sus propios hijos por no aceptarlos tal cual son. 
TODOS SOMOS IGUALES.

Esta historia la modifiqué para participar en Te robo una frase. Para quienes quieran leer la historia original clic aquí en mi página de Wattpad.