En este blog encontrarán reseñas de libros y textos escritos por mi, como poesías, relatos, etc. Todas las reseñas son de libros que he leído y he querido compartir.
aunque la brisa del viento borre tu imagen en la pared
tengo mil fotos desparramadas
en cada rincón de mi memoria,
infinitos momentos grabados en mis pensamientos
y la cantidad de sensaciones necesarias
para emborracharme de pasión.
Sólo un amor...un gran amor
te hace sentir que no existe nada prohibido
ente el lucero y el infierno
entre el amor y el olvido.
Encadenada tengo mis manos
con una rosa entre ellas
sangrando de dolor por sus espinas
pero me consuelo al sentir la suavidad de sus pétalos
imaginando tus caricias.
El silencio del ambiente logra atraerte más a mi lado
no abriré mis ojos
la venda quedará en ellos
hasta que sienta el calor
de tu cálido aliento impregnado en mis labios.
No necesito ver nada a mi alrededor
sólo guiarme por tu olor
apesar que no lo conozca
mis manos sabrán recorrer
cada huellita en tu cara,
la forma inconfundible de tu boca
el contorno de tu cuerpo
y sobre todo ...
los latidos de mi corazón
sabrán cantar al mismo compás del tuyo.
Mi gran amor anónimo para los demás...
yo te reconocería del otro lado del mundo
ciega y sin tacto....
Recostada sobre su lastimado tronco, el viento susurraba tu nombre. El agua caía más fuerte envolviendo mi cuerpo, abrazándome con un manto cristalino. Me acurruqué, miraba con dulzura esa manzana tentadora, roja como tu boca, prohibida como tu amor. De repente comenzó la tormenta desatando una locura en ese paraíso verde .Comenzaba a brotar ese olor particular de tierra húmeda. A lo lejos, se veía el alto pastizal lleno de girasoles. Sus movimientos eran feroces, sus colores amarillentos danzaban volando con el aire; como látigos se movían las ramas del árbol que me protegía del aguacero. Sin esperarlo cayó sobre mi perceptible cuerpo esa delicia sensual, su hechizo estremecía todo mi ser y con mi boca la saboreé, sintiendo que mordía tus carnosos labios, dejé deslizar su jugo acariciando mi cuerpo junto a las gotas pesadas que caían de las hojas, se impregnaba en mi piel erizada, una fragancia dulce que me recordaba tu aroma. En ese atardecer como fruta madura sentí el placer. Atardecía… Sentada, observaba fijamente esa estrella... esa, que a pesar de la distancia nos hacía sentir cerca. Unas gotas bailarinas bajaban por mi mejilla, se entremezclaban con las hojas del frondoso árbol… el de la fruta prohibida.
Este relato lo escribí para participar en un concurso